Son las 7:11 de la mañana, he dejado a Celia durmendo en la cama con J. y me he levantado a escribir mi parto, pensando sobre todo en Isa y en Deanmaine Domina Ignis que están al caer y darán a luz como yo, en el Hospital San Jorge de Huesca.
Historia del parto:
El miércoles 13 por la mañana tuve monitores. Tenía contracciones cada 10 minutos más o menos, pero no eran contracciones de parto, eran de las "que no duelen". Me hicieron al terminar monitores otro tacto vaginal y el gine me dijo que estaba aún muy verde y que si quería podía despegarme un poco las membranas (maniobra de Hamilton) para inducir el parto sin fármacos. Había pensado decir que no antes de entrar en monitores (ya me olía que me propondrían algo así), pero una vez allí, no me pareció mal intentarlo, sobre todo porque no quería llegar a la inducción con fármacos.
No me dolió mucho, sólo es molesto. También he de decir que lo hizo con mucha delicadeza, no sé si siempre será igual. Al salir, noté varias contracciones seguidas pero luego ya todo tranquilo. Volvimos a casa y parecía que seguía todo igual, no notaba ningún cambio.
Nos fuimos a dormir el miércoles pensando que no pasaba nada y que la maniobra no había funcionado. J. iba a ir a trabajar al día siguiente normalmente, aunque no sé por qué me dio miedo que se fuera (trabaja a 60 km de casa) pero no le dije nada.
A la 1:57 de la madrugada me levanté con dolores. Eran contracciones dolorosas en los riñones y en la barriga. Estaba contentísima. Me puse a caminar por la planta de arriba desde el baño hasta la puerta (el trayecto más largo) mientras que los gatos y L. me miraban como si estuviera loca. Puse música e intenté relajarme lo más posible mientras que caminaba moviendo la cadera.
A las 2:30 fui al baño a orinar y expulsé el tapón mucoso (esta vez sí que fue de verdad de la buena) y se veía perfectamente un tapón entero. Lo que debí echar con anterioridad tuvo que ser parte del tapón. Ya estaba feliz! Me puse a contar las contracciones con una aplicación del móvil y eran cada 5- 6 minutos, así que a las 3 desperté a J. con una sonrisa de oreja a oreja diciéndole que nos íbamos al hospital.
A las 3:15 rompí aguas. Me dio tiempo de llegar al baño a duras penas y meterme en la bañera para no manchar todo. Eran transparentes (un poco rosadas) pero ya nos pusimos a recoger todo rápidamente y en 20 minutos o así estábamos en camino.
En el camino, seguía echando agua (me había puesto dos compresas y llevaba una toallón doblado debajo del culo, pero aquello no paraba. Para cuando llegué al hospital tenía todo el pantalón empapado. En el coche iba mirando cada cuánto eran las contracciones y ya eran cada 3 minutos. J. a 120 km/h super nervioso y yo intentando aparentar tranquilidad para que no fuera tan rápido. Recuerdo que pusimos Rock FM y sonó "Born to be wild" y nos echamos unas risas cantando.
Entré en el hospital por urgencias a las 4:27 am. Le dije al celador que estaba de parto y ya ni pasé por admisiones ni nada, me cogió y me subió a la 2ª planta a monitores en una silla de ruedas.
En 5 minutos aparecieron el matrón y la enfermera. Me dieron un camisón para cambiarme, el matrón me hizo un tacto (el cuello casi sin borrar y 0 dilatación) y me enchufaron los monitores y me tuvieron allí un buen rato. Me dijeron que me ingresarían porque había roto aguas, pero no estaba dilatada para nada.
Estuvimos un buen rato hablando en monitores, yo en la camilla y ellos a mi lado, hablando de Galicia, del tiempo, de los recursos naturales... y cada vez las contracciones dolían más y más y ya no sabía cómo ponerme en la camilla.
Al final, me pasaron a la habitación con J. Nos instalamos, hinchamos la pelota de Pilates y nos preparamos para las contracciones. Eran ya dolorosas pero soportables y venían cada 2 minutos y ya no bajarían la frecuencia.
Cada vez eran más dolorosas. La única manera de estar bien era de pie, agarrada a algo cuando venía la contracción. Encontré la mejor posición agarrada a la mesilla de noche, que me quedaba a la altura de los codos y tenía como dos asas. J. se ponía entonces a mi espalda y me masajeaba los riñones. En una contracción intenté sentarme en la pelota y casi muero, no la usé en ningún momento! Dolía tanto que me temblaba todo el cuerpo y quería vomitar. Se me iba tanto la cabeza que mi máxima preocupación en ese momento era no vomitar en el suelo...
Ya en ese momento me di cuenta de que no quería pasar ese dolor las siguientes horas y que quería la epidural. Pensaba que dolería menos, pero era insoportable y no quería estar así. De todas formas, aguanté pensando que tenía que dilatar el máximo posible para acelerar el parto.
A las 7 estaba ya agotada, sólo tenía sueño pero me dolía a rabiar y no podía ni sentarme. En un momento intenté tumbarme y noté como si me partiera en dos del dolor. Posición tumbada descartada!
Le dije a J. que llamara al matrón. Vino inmediatamente y me hizo tumbarme para ver cuánto había avanzado: cuello del útero borrado y 4-5 cm de dilatación. Me dijo que él se iría a las 8 y vendría la otra matrona. Que aprovechara para darme una ducha a ver si me aliviaba las contracciones.
En ese momento ya no regía, me metí en la ducha pero ya ni hablaba ni nada. Encendí el grifo y me sujeté a una barra que había para agarrarse. Cerré la mampara y me quedé allí encerrada, pensando que por lo menos allí si vomitaba no mancharía nada... J. se sentó a mi lado, en el váter y me iba preguntando: estás bien, estás bien? Pero yo ya ni podía hablar. Intenté salir de allí un par de veces, pero dejar de hacer una cosa y ponerme a hacer otra era horrible, aumentaba el dolor aún más, así que no me moví de allí en una hora. En la hora que estuve en la ducha dilaté otros 2cm. Ya estaba de unos 7 y preparada para llevarme a la sala de dilatación, donde te ponen la epidural.
J. tuvo que esperar en la sala de espera hasta que me pusieron la epidural y después le llamaron.
Recuerdo que me hicieron tumbar en la camilla para llevarme a dilatación y el dolor era tan grande que sólo podía estirar los brazos. La celadora me decía que me haría daño, que los metiera dentro, pero no podía...
Al llegar a dilatación ya una contracción enlazaba con otra y me daba miedo que no pudieran ponerme la epidural por no haber tiempo suficiente entre contracción y contracción. Estaba ya desesperada de dolor y sólo decía: "Por favor, ayudadme, por favor!!". Vino el anestesista rapidísimo, la matrona, una matrona más joven y una enfermera. Enseguida prepararon todo y me hicieron sentarme en la camilla. Creo que la matrona me dijo que si podía ponerme en posición buda (perdona?? como para morir allí, vamos!). Al final valió con que relajara los hombros y agachara la cabeza hacia adelante. La matrona joven se puso delante de mi y me dejó agarrarla por los brazos. Casi le gangreno uno apretando, pobre.
Tengo muchas cosquillas en la espalda,es un reflejo... así que no era capaz de quedarme quieta para que me pincharan. Aún así, después de varias broncas, el anestesista me pinchó a la primera y me puso el catéter.
5 minutos después ya sentía las contracciones pero nada de dolor y empecé a relajarme poco a poco.
En todo momento sentí las contracciones y no se me durmieron las piernas, pero ya no había dolor y estaba feliz sabiendo que tenía que coger fuerzas para empujar y que saliera mi pequeña.
Estaba allí en dilatación en la camilla y llegó J. vestido de quirófano. Estuvimos allí charlando con las dos matronas y la enfermera unas dos horas, bromeando sobre si saldría pelirroja, morena o rubia.
En un momento la matrona se puso seria y me hizo girarme de lado. El latido de la bebé había pasado de 120 a 80 (no nos dijeron nada, pero lo estábamos viendo). Me intentaron recolocar el monitor pero lo único que pasaba era que se perdía el latido y se escuchaba pi- pi- pi. Me empecé a poner nerviosa. Veía sus caras y me asustaba. Sin embargo, no quería decir nada porque no quería que J. también se angustiase.
Al cabo de unos minutos eternos (quizás fue media hora), la matrona le pidió a la enfermera que preparara el paritorio y llamara al ginecólogo, aunque había oído que yo aún no estaba preparada. Había dilatado completamente, pero el periné estaba muy rígido y necesitaba algo más de tiempo.
El latido seguía bajo, así que vino el ginecólogo corriendo, me hizo empujar para ver cómo empujaría y me pasaron al paritorio enseguida.
El paritorio está justo enfrente a la sala de dilatación, sólo separado por un pasillo. Me llevaron allí en camilla y yo misma me pude pasar a la camilla del paritorio (tipo potro).
Las caras seguían siendo un poema, así que la cosa iba en serio. J. se situó a mi derecha, junto a mi cabeza y me sujeto mientras empecé a empujar con todas mis fuerzas, hacia abajo y sin gritar, para no desperdiciar fuerzas. Vi que el ginecólogo se subía a una silla y me empujaba desde arriba. Era otra de las cosas que no quería, pero no era momento para debatir alternativas. De todas formas, fue muy cuidadoso empujando y no me pareció nada peligroso. En un momento, dijeron que era rubita y yo sólo quería verla y que saliera de una vez.
En unas cuatro contracciones nació Celia, mientras J. me sujetaba la cabeza y se asomaba para mirar cómo salía su hija. Yo no quería mirar, pero recuerdo que la vi salir de refilón y me pareció delgadita y larguísima.
Me la pusieron en mi pecho aún enganchada con el cordón y lloró inmediatamente. Así estuvimos unos 10 minutos, mientras que la enfermera la limpiaba encima de mi y la iba vigilando. Mientras tanto, yo alumbraba la placenta, pero la verdad es que ni me enteré, tenía todos mis sentidos puestos en la niña.
Después la enfermera me dijo que la tenía que vestir e invitó a J. a que fuera con ella. Él encantado. La trajeron a los 20 minutos o así mientras me acababan de coser una episiotomía y un pequeño desgarro interno por las prisas.
Cuando acabaron de coser, vino una celadora para pasarme otra vez a la camilla. Me pude pasar otra vez yo sola, pero me bajó la tensión y me empecé a marear. Como sabía que me llevaban a la sala de dilatación para hacer el piel con piel y empezar a darle el pecho, pensé en no decir nada (total, ya estaba tumbada), pero lo comenté. Me tomaron la tensión y tenía 6/4, así que empezaron a enchufarme cosas en el gotero y como no funcionaba, llamaron al anestesista, que me puso "nosequé" y funcionó. Así que ya estaba preparada para disfrutar de mi bebé.
La enfermera y la matrona me ayudaron a ponérmela en el pecho y que se enganchara. Se enganchó, aunque no duró demasiado, pero seguí intentándolo.
Estuvimos una hora o así en la sala de dilatación y después nos subieron a planta. J. se fue a cambiar y a mi me llevaron con la bebé acurrucadita junto a mi en la camilla.
Al llegar a la segunda planta, nada más salir del ascensor vi a mi madre y a mi suegra en la sala de espera y vinieron todas emocionadas a saludarme y a conocer a su nieta.
La experiencia en el hospital:
Fue de 10. El personal, desde los de la limpieza hasta el ginecólogo estuvieron fenomenal y se portaron genial con nosotros. Ya no sólo a nivel profesional, sino personalmente. Por poneros un ejemplo, la enfermera que estuvo en el paritorio, apareció unas tres veces por la habitación sólo para visitarnos y ver qué tal estaba la peque. Y la matrona más joven incluso nos pidió permiso para sacarse una foto con Celia nada más nacer: me pareció precioso.
Me permitieron hacer lo que quise con la peque. La tuvimos todo el rato con nosotros en la habitación y sólo fue a los nidos (que también están en la segunda planta) para las revisiones del pediatra (sola, no te dejan ir con ella) y para cambiarse (pero a cambiarla sí la llevábamos nosotros y esperábamos allí unos minutos mientras que la cambiaban).
Con la lactancia me ayudaron un montón. Al final, después de venir unas 10 personas a ayudarnos a la habitación, el último día me fui a una sala que se llama "Lactario" (enfrente de los nidos), donde la enfermera de pediatría y la de nidos nos ayudaron a mi y a otras dos chicas a dar el pecho a los peques. Fue ahí donde me recomendaron las pezoneras y aseguraron el éxito de mi lactancia. Ya os contaré más detalles. Si tenéis problemas, os recomiendo ir al lactario porque ayuda a concentrarse y te puedes relajar hablando con otras mamás con los mismos miedos y problemas que tú.
J. pudo estar conmigo en la habitación todo el tiempo, a excepción de por las mañanas, de 9:30 a 12, cuando sólo pueden estar los pacientes (esto es lo único que creo que se podría mejorar, porque una cosa son las visitas y otra los acompañantes...).
En la habitación hay dos camas y te puede tocar con otra pareja. A nosotros nos tocó con un matrimonio que ya conocíamos de las clases de preparación, pero lamentablemente a ellos se les complicó el parto y los pasaron a otra habitación, así que estuvimos casi siempre solos.
La comida de 10 también! El día anterior te pasan un "menú" para que escojas lo que quieres desayunar, comer, merendar y cenar. Buenísima la verdura y el pescado nada mal tampoco! Yo me lo comía todo.
Los pendientes se los puso la enfermera de pediatría. Nos dijo que nos fuésemos de allí para no oírla llorar (pobrecita... nos quedamos con un mal cuerpo...) y se los puso perfectamente. En unos minutos estaba calmada, pero da mucha pena, la verdad.
Sobre la epidural:
A pesar de estar segura de que NO la quería, en cuanto empezaron las contracciones de verdad y eran tan tan seguidas, supe perfectamente que no quería aguantar ese dolor hasta el final. Era un dolor horrible y mi umbral del dolor debe ser muy bajo, porque lo tuve clarísimo.
Todo el tiempo me acordaba del post que había escrito y del que tendría que escribir ahora :-) pero en ese momento vi la luz. Y no me arrepiento, era lo que quería y fue un parto estupendo.
Sin embargo, creo que el haber aguantado gran parte de la dilatación sin ponerla ayudó a dilatar más rápido. También creo que ayudó mucho a dilatar estar de pie, caminar y dejarme llevar por el dolor en vez de intentar combatirlo. En cada contracción me dejaba llevar sin intentar frenar el dolor.
Hasta aquí mi parto. Es un post muy extenso y detallado y seguramente demasiado pesado para las que ya sois mamás, pero lo he escrito pensando en las que no lo son y, especialmente, en las que tienen pensado dar a luz en el Hospital San Jorge de Huesca.