miércoles, 27 de agosto de 2014

Mascotas y bebés

Una de nuestras "preocupaciones" cuando empezamos la aventura de ser padres era cómo se lo tomarían los ya habitantes de la casa: L., U. y T.  Y pongo "preocupaciones" entre comillas, porque uno ya conoce a sus animales y sabe más o menos cómo van a reaccionar. El problema, otra vez más, es la gente. Y es que desde que dimos la noticia del embarazo, al menos 4-5 veces al mes hemos tenido que escuchar todo tipo de comentarios sobre los peligros múltiples y variados de tener un bebé y animales en casa.

Hoy me voy a centrar en el comportamiento, dejando de lado todo tipo de amenazas toxoplásmicas, parasitarias, de quistes chungos, etc.

En cuanto a los gatunos no había ninguna duda. Quienes tenéis gatos, a no ser casos especiales, ya sabéis que por lo general hay dos tipos de gatos:

1) los que van a su rollo, tipo U., que es un asocial y
2) los que son demasiado cariñosos, tipo T., que podría estar todo el día pegada

En la siguiente secuencia donde están los dos viendo a la perra de mis padres, os daréis cuenta de la reacción tan diferente: mientras que cuando la perra se acerca T. da un paso al frente y se agacha para acercarse, U. se retira y se pone a la defensiva: 
U. y T. observando a la perra de mis padres. Secuencia de: hay un perro ahí fuera/ el perro ha entrado/ el perro ha entrado y se ha acercado

Uno y otro tipo son inofensivos: los primeros, porque ni se acercarán al bebé, y los segundos, porque lo único que quieren son mimitos y no le harán daño. Además, un gato pesa unos 3-6 kilos, así que no supone una gran amenaza.

En el caso de L. es diferente... es una perra de casi 20 kilos y aunque no es nada violenta, sí que sabíamos que tendríamos que tener más precaución en el momento en que se conocieran, estar con las dos en la misma habitación, etc. porque simplemente con un mal golpe que le pueda dar con una pata ya le podría hacer daño.

Os cuento las reacciones de cada uno:

Cuando llegamos a casa del hospital, estaban sólo los gatos (L. se había quedado con mis suegros). El primero en darse cuenta de que había llegado un bebé fue U. (que es el más veterano y el más listo). Dejamos el maxicosi en el suelo, se acercó y la olfateó, manteniendo la distancia siempre. Una vez olfateada, se retiró y ya no se ha vuelto a acercar a menos de un metro.

A T. la tuve que despertar porque como estaba durmiendo no se enteraba de nada. En cuanto vio el maxicosi en el suelo, salió medio corriendo para ver qué había dentro. Cuando se dio cuenta de que lo de dentro se movía, dio un paso adelante hasta poner la pata delantera dentro del maxicosi (un poco bruscamente) y el maxicosi se tambaleó. Y aquí viene lo mejor, porque U., que estaba viendo la maniobra de T. que es un poco alocada, vino enseguida y la echó literalmente del maxicosi dándole un par de toques con la cabeza, marcándole el territorio del bebé. T. se dio por enterada inmediatamente y se retiró. En el caso de T., como es tan "pegadiza" sí que se ha acercado a ella varias veces, pero siempre sin molestarla. Lo más extraño que ha hecho por ahora fue subirse al capazo y se acostarse en sus pies, pero sin tocarla (y la niña ni se enteró).

Con L. lo hicimos muy mal. Les pedimos a mis suegros que la trajeran porque nos vino visita (error), así que cuando la perra llegó estábamos nosotros dos (que hacía 3 días que no nos veía), la bebé, la prima de J. con su perrita, mis padres, mis suegros y mi cuñado... Total, que nerviosa de 0 a 10 un 11. Aún encima la niña la cogió mi suegra y no es muy amante de los animales, así que escapaba con la niña y le daba patadas a la perra. Un desastre total.

Hasta que se fueron todas las visitas y pasaron unas horas la pobre no se tranquilizó. Y una vez tranquila, ya todo fue sobre ruedas. Ahora la trata como a uno más de la manada. Si llora, viene la mira. De vez en cuando intenta darle un lametón, pero adaptado al tamaño de la peque, le da lametones pequeños... La respeta mucho y necesita ir a saludarla por las mañanas y antes de irse a dormir. Es un amor.

Ni que decir tiene que no hemos dejado nunca sola a la peque con ninguno de los tres sin vigilancia, a pesar de que todo va muy bien. En la siguiente etapa, cuando empiece a caminar, aún tendremos que estar más atentos porque puede ser un problema que agarre a alguno de los gatos o que intente sacarle la comida a la perra. Con esto último hay que tener especial precaución.

Y eso es todo desde este pequeño zoológico que tenemos en casa montado. Así que futuras mamás que tengáis mascotas en casa: no pasa nada. Tomaros vuestro tiempo, estad tranquilas y ya veréis qué rápido se adaptan!

jueves, 21 de agosto de 2014

El parto

Son las 7:11 de la mañana, he dejado a Celia durmendo en la cama con J. y me he levantado a escribir mi parto, pensando sobre todo en Isa y en Deanmaine Domina Ignis que están al caer y darán a luz como yo, en el Hospital San Jorge de Huesca.

Historia del parto:
El miércoles 13 por la mañana tuve monitores. Tenía contracciones cada 10 minutos más o menos, pero no eran contracciones de parto, eran de las "que no duelen". Me hicieron al terminar monitores otro tacto vaginal y el gine me dijo que estaba aún muy verde y que si quería podía despegarme un poco las membranas (maniobra de Hamilton) para inducir el parto sin fármacos. Había pensado decir que no antes de entrar en monitores (ya me olía que me propondrían algo así), pero una vez allí, no me pareció mal intentarlo, sobre todo porque no quería llegar a la inducción con fármacos.
No me dolió mucho, sólo es molesto. También he de decir que lo hizo con mucha delicadeza, no sé si siempre será igual. Al salir, noté varias contracciones seguidas pero luego ya todo tranquilo. Volvimos a casa y parecía que seguía todo igual, no notaba ningún cambio.
Nos fuimos a dormir el miércoles pensando que no pasaba nada y que la maniobra no había funcionado. J. iba a ir a trabajar al día siguiente normalmente, aunque no sé por qué me dio miedo que se fuera (trabaja a 60 km de casa) pero no le dije nada.
A la 1:57 de la madrugada me levanté con dolores. Eran contracciones dolorosas en los riñones y en la barriga. Estaba contentísima. Me puse a caminar por la planta de arriba desde el baño hasta la puerta (el trayecto más largo) mientras que los gatos y L. me miraban como si estuviera loca. Puse música e intenté relajarme lo más posible mientras que caminaba moviendo la cadera.
A las 2:30 fui al baño a orinar y expulsé el tapón mucoso (esta vez sí que fue de verdad de la buena) y se veía perfectamente un tapón entero. Lo que debí echar con anterioridad tuvo que ser parte del tapón. Ya estaba feliz! Me puse a contar las contracciones con una aplicación del móvil y eran cada 5- 6 minutos, así que a las 3 desperté a J. con una sonrisa de oreja a oreja diciéndole que nos íbamos al hospital.
A las 3:15 rompí aguas. Me dio tiempo de llegar al baño a duras penas y meterme en la bañera para no manchar todo. Eran transparentes (un poco rosadas) pero ya nos pusimos a recoger todo rápidamente y en 20 minutos o así estábamos en camino.
En el camino, seguía echando agua (me había puesto dos compresas y llevaba una toallón doblado debajo del culo, pero aquello no paraba. Para cuando llegué al hospital tenía todo el pantalón empapado. En el coche iba mirando cada cuánto eran las contracciones y ya eran cada 3 minutos. J. a 120 km/h super nervioso y yo intentando aparentar tranquilidad para que no fuera tan rápido. Recuerdo que pusimos Rock FM y sonó "Born to be wild" y nos echamos unas risas cantando.
Entré en el hospital por urgencias a las 4:27 am. Le dije al celador que estaba de parto y ya ni pasé por admisiones ni nada, me cogió y me subió a la 2ª planta a monitores en una silla de ruedas.
En 5 minutos aparecieron el matrón y la enfermera. Me dieron un camisón para cambiarme, el matrón me hizo un tacto (el cuello casi sin borrar y 0 dilatación) y me enchufaron los monitores y me tuvieron allí un buen rato. Me dijeron que me ingresarían porque había roto aguas, pero no estaba dilatada para nada.
Estuvimos un buen rato hablando en monitores, yo en la camilla y ellos a mi lado, hablando de Galicia, del tiempo, de los recursos naturales... y cada vez las contracciones dolían más y más y ya no sabía cómo ponerme en la camilla.
Al final, me pasaron a la habitación con J. Nos instalamos, hinchamos la pelota de Pilates y nos preparamos para las contracciones. Eran ya dolorosas pero soportables y venían cada 2 minutos y ya no bajarían la frecuencia.
Cada vez eran más dolorosas. La única manera de estar bien era de pie, agarrada a algo cuando venía la contracción. Encontré la mejor posición agarrada a la mesilla de noche, que me quedaba a la altura de los codos y tenía como dos asas. J. se ponía entonces a mi espalda y me masajeaba los riñones. En una contracción intenté sentarme en la pelota y casi muero, no la usé en ningún momento! Dolía tanto que me temblaba todo el cuerpo y quería vomitar. Se me iba tanto la cabeza que mi máxima preocupación en ese momento era no vomitar en el suelo...
Ya en ese momento me di cuenta de que no quería pasar ese dolor las siguientes horas y que quería la epidural. Pensaba que dolería menos, pero era insoportable y no quería estar así. De todas formas, aguanté pensando que tenía que dilatar el máximo posible para acelerar el parto.
A las 7 estaba ya agotada, sólo tenía sueño pero me dolía a rabiar y no podía ni sentarme. En un momento intenté tumbarme y noté como si me partiera en dos del dolor. Posición tumbada descartada!
Le dije a J. que llamara al matrón. Vino inmediatamente y me hizo tumbarme para ver cuánto había avanzado: cuello del útero borrado y 4-5 cm de dilatación. Me dijo que él se iría a las 8 y vendría la otra matrona. Que aprovechara para darme una ducha a ver si me aliviaba las contracciones.
En ese momento ya no regía, me metí en la ducha pero ya ni hablaba ni nada. Encendí el grifo y me sujeté a una barra que había para agarrarse. Cerré la mampara y me quedé allí encerrada, pensando que por lo menos allí si vomitaba no mancharía nada... J. se sentó a mi lado, en el váter y me iba preguntando: estás bien, estás bien? Pero yo ya ni podía hablar. Intenté salir de allí un par de veces, pero dejar de hacer una cosa y ponerme a hacer otra era horrible, aumentaba el dolor aún más, así que no me moví de allí en una hora. En la hora que estuve en la ducha dilaté otros 2cm. Ya estaba de unos 7 y preparada para llevarme a la sala de dilatación, donde te ponen la epidural.
J. tuvo que esperar en la sala de espera hasta que me pusieron la epidural y después le llamaron.
Recuerdo que me hicieron tumbar en la camilla para llevarme a dilatación y el dolor era tan grande que sólo podía estirar los brazos. La celadora me decía que me haría daño, que los metiera dentro, pero no podía...
Al llegar a dilatación ya una contracción enlazaba con otra y me daba miedo que no pudieran ponerme la epidural por no haber tiempo suficiente entre contracción y contracción. Estaba ya desesperada de dolor y sólo decía: "Por favor, ayudadme, por favor!!". Vino el anestesista rapidísimo, la matrona, una matrona más joven y una enfermera. Enseguida prepararon todo y me hicieron sentarme en la camilla. Creo que la matrona me dijo que si podía ponerme en posición buda (perdona?? como para morir allí, vamos!). Al final valió con que relajara los hombros y agachara la cabeza hacia adelante. La matrona joven se puso delante de mi y me dejó agarrarla por los brazos. Casi le gangreno uno apretando, pobre.
Tengo muchas cosquillas en la espalda,es un reflejo... así que no era capaz de quedarme quieta para que me pincharan. Aún así, después de varias broncas, el anestesista me pinchó a la primera y me puso el catéter.
5 minutos después ya sentía las contracciones pero nada de dolor y empecé a relajarme poco a poco.
En todo momento sentí las contracciones y no se me durmieron las piernas, pero ya no había dolor y estaba feliz sabiendo que tenía que coger fuerzas para empujar y que saliera mi pequeña.
Estaba allí en dilatación en la camilla y llegó J. vestido de quirófano. Estuvimos allí charlando con las dos matronas y la enfermera unas dos horas, bromeando sobre si saldría pelirroja, morena o rubia.
En un momento la matrona se puso seria y me hizo girarme de lado. El latido de la bebé había pasado de 120 a 80 (no nos dijeron nada, pero lo estábamos viendo). Me intentaron recolocar el monitor pero lo único que pasaba era que se perdía el latido y se escuchaba pi- pi- pi. Me empecé a poner nerviosa. Veía sus caras y me asustaba. Sin embargo, no quería decir nada porque no quería que J. también se angustiase.
Al cabo de unos minutos eternos (quizás fue media hora), la matrona le pidió a la enfermera que preparara el paritorio y llamara al ginecólogo, aunque había oído que yo aún no estaba preparada. Había dilatado completamente, pero el periné estaba muy rígido y necesitaba algo más de tiempo.
El latido seguía bajo, así que vino el ginecólogo corriendo, me hizo empujar para ver cómo empujaría y me pasaron al paritorio enseguida.
El paritorio está justo enfrente a la sala de dilatación, sólo separado por un pasillo. Me llevaron allí en camilla y yo misma me pude pasar a la camilla del paritorio (tipo potro).
Las caras seguían siendo un poema, así que la cosa iba en serio. J. se situó a mi derecha, junto a mi cabeza y me sujeto mientras empecé a empujar con todas mis fuerzas, hacia abajo y sin gritar, para no desperdiciar fuerzas. Vi que el ginecólogo se subía a una silla y me empujaba desde arriba. Era otra de las cosas que no quería, pero no era momento para debatir alternativas. De todas formas, fue muy cuidadoso empujando y no me pareció nada peligroso. En un momento, dijeron que era rubita y yo sólo quería verla y que saliera de una vez.
En unas cuatro contracciones nació Celia, mientras J. me sujetaba la cabeza y se asomaba para mirar cómo salía su hija. Yo no quería mirar, pero recuerdo que la vi salir de refilón y me pareció delgadita y larguísima.
Me la pusieron en mi pecho aún enganchada con el cordón y lloró inmediatamente. Así estuvimos unos 10 minutos, mientras que la enfermera la limpiaba encima de mi y la iba vigilando. Mientras tanto, yo alumbraba la placenta, pero la verdad es que ni me enteré, tenía todos mis sentidos puestos en la niña.
Después la enfermera me dijo que la tenía que vestir e invitó a J. a que fuera con ella. Él encantado. La trajeron a los 20 minutos o así mientras me acababan de coser una episiotomía y un pequeño desgarro interno por las prisas.
Cuando acabaron de coser, vino una celadora para pasarme otra vez a la camilla. Me pude pasar otra vez yo sola, pero me bajó la tensión y me empecé a marear. Como sabía que me llevaban a la sala de dilatación para hacer el piel con piel y empezar a darle el pecho, pensé en no decir nada (total, ya estaba tumbada), pero lo comenté. Me tomaron la tensión y tenía 6/4, así que empezaron a enchufarme cosas en el gotero y como no funcionaba, llamaron al anestesista, que me puso "nosequé" y funcionó. Así que ya estaba preparada para disfrutar de mi bebé.
La enfermera y la matrona me ayudaron a ponérmela en el pecho y que se enganchara. Se enganchó, aunque no duró demasiado, pero seguí intentándolo.
Estuvimos una hora o así en la sala de dilatación y después nos subieron a planta. J. se fue a cambiar y a mi me llevaron con la bebé acurrucadita junto a mi en la camilla.
Al llegar a la segunda planta, nada más salir del ascensor vi a mi madre y a mi suegra en la sala de espera y vinieron todas emocionadas a saludarme y a conocer a su nieta.

La experiencia en el hospital:
Fue de 10. El personal, desde los de la limpieza hasta el ginecólogo estuvieron fenomenal y se portaron genial con nosotros. Ya no sólo a nivel profesional, sino personalmente. Por poneros un ejemplo, la enfermera que estuvo en el paritorio, apareció unas tres veces por la habitación sólo para visitarnos y ver qué tal estaba la peque. Y la matrona más joven incluso nos pidió permiso para sacarse una foto con Celia nada más nacer: me pareció precioso.
Me permitieron hacer lo que quise con la peque. La tuvimos todo el rato con nosotros en la habitación y sólo fue a los nidos (que también están en la segunda planta) para las revisiones del pediatra (sola, no te dejan ir con ella) y para cambiarse (pero a cambiarla sí la llevábamos nosotros y esperábamos allí unos minutos mientras que la cambiaban).
Con la lactancia me ayudaron un montón. Al final, después de venir unas 10 personas a ayudarnos a la habitación, el último día me fui a una sala que se llama "Lactario" (enfrente de los nidos), donde la enfermera de pediatría y la de nidos nos ayudaron a mi y a otras dos chicas a dar el pecho a los peques. Fue ahí donde me recomendaron las pezoneras y aseguraron el éxito de mi lactancia. Ya os contaré más detalles. Si tenéis problemas, os recomiendo ir al lactario porque ayuda a concentrarse y te puedes relajar hablando con otras mamás con los mismos miedos y problemas que tú.
J. pudo estar conmigo en la habitación todo el tiempo, a excepción de por las mañanas, de 9:30 a 12, cuando sólo pueden estar los pacientes (esto es lo único que creo que se podría mejorar, porque una cosa son las visitas y otra los acompañantes...).
En la habitación hay dos camas y te puede tocar con otra pareja. A nosotros nos tocó con un matrimonio que ya conocíamos de las clases de preparación, pero lamentablemente a ellos se les complicó el parto y los pasaron a otra habitación, así que estuvimos casi siempre solos.
La comida de 10 también! El día anterior te pasan un "menú" para que escojas lo que quieres desayunar, comer, merendar y cenar. Buenísima la verdura y el pescado nada mal tampoco! Yo me lo comía todo.
Los pendientes se los puso la enfermera de pediatría. Nos dijo que nos fuésemos de allí para no oírla llorar (pobrecita... nos quedamos con un mal cuerpo...) y se los puso perfectamente. En unos minutos estaba calmada, pero da mucha pena, la verdad.

Sobre la epidural:
A pesar de estar segura de que NO la quería, en cuanto empezaron las contracciones de verdad y eran tan tan seguidas, supe perfectamente que no quería aguantar ese dolor hasta el final. Era un dolor horrible y mi umbral del dolor debe ser muy bajo, porque lo tuve clarísimo.
Todo el tiempo me acordaba del post que había escrito y del que tendría que escribir ahora :-) pero en ese momento vi la luz. Y no me arrepiento, era lo que quería y fue un parto estupendo.
Sin embargo, creo que el haber aguantado gran parte de la dilatación sin ponerla ayudó a dilatar más rápido. También creo que ayudó mucho a dilatar estar de pie, caminar y dejarme llevar por el dolor en vez de intentar combatirlo. En cada contracción me dejaba llevar sin intentar frenar el dolor.

Hasta aquí mi parto. Es un post muy extenso y detallado y seguramente demasiado pesado para las que ya sois mamás, pero lo he escrito pensando en las que no lo son y, especialmente, en las que tienen pensado dar a luz en el Hospital San Jorge de Huesca.

lunes, 18 de agosto de 2014

Ya está aquí Celia!

Nació el 14/08/14 en 7 horas. Pesó 3240 gr. y midió 53 cm. Es rubita y preciosa. Fue parto vaginal con episiotomía y analgesia epidural (ya os contaré!). Estamos las dos muy bien, en casa ya desde el sábado: acostumbrándonos a la lactancia y peleando con los cólicos.
Estamos felices con nuestra bebé!

martes, 12 de agosto de 2014

Síntomas de parto

Estos días me he acordado mucho de mi época de ida de olla  buscando un embarazo, donde cualquier cosa me parecían síntomas de que ya había llegado el momento. Pero ahora no se trata de síntomas de embarazo, sino de parto.

Estoy 24 horas escrutando mi cuerpo a la búsqueda del más mínimo síntoma que me diga que la peque no piensa quedarse ahí para siempre.

Entre los síntomas que he experimentado estas semanas están:

- Contracciones no dolorosas: como ya os comenté, no las tenía muy identificadas. La sesión de monitores de la semana pasada me ha ayudado a reconocerlas y aprovecharlas (intento concentrarme en: "dilata, dilata" jejeje).
- Barriga alta/baja: este síntoma va variando a lo largo del día, sobre todo influido por la "sabiduría popular"... es ir a la carnicería y ya tengo opiniones de todas las clases: "baja, alta, media..." e incluso hay gente que se atreve hasta con pronosticar cuándo se va a producir el acontecimiento mirando la barriga: "en unas horas", "uyyyy aún falta mucho!..."
- Hinchazón de la cara: este también varía según la "sabiduría popular"... ha habido días que según alguna (palabras textuales) "ya estás deformada" (gracias señora, usted es muy maja también...). Ahora ya hace días que no me dicen nada al respecto, así que o bien ya no estoy tan hinchada o ya se han acostumbrado a mi nuevo careto tipo Carmen de Mairena...
- Expulsión del tapón mucoso: ayer lunes por la mañana sobre las 10 noté como bajaba algo y al ir al baño, con un papel vi que había echado una sustancia gelatinosa, con bastante más consistencia que el flujo normal. Supuse que era el "tapón mucoso" y me llevé una alegría!! Pero horas después me asaltaron las dudas: ¿me estaré inventando el síntoma? Pese a lo asquerosillo de la situación, me arrepentí de no haber sacado una foto para verificar que no habían sido imaginaciones mías...
- Y por último, mi favorito... ayer a mediodía me empezó a picar horrores la teta derecha, por la zona del pezón. Después de examinarla minuciosamente sin ver nada, me dispuse a buscar en internet el síntoma de la picazón de teta, a ver si era un prodomo del parto... no encontré mucha información, pero como "cada mujer es un mundo" pensé que quizás era un síntoma genuino mío... pena que por la noche me vi claramente una picadura de mosquito en el pezón, así que mi gozo en un pozo!

Y estas son las novedades por Villa Celia, a 40+ 5... mañana monitores, a ver qué nos dicen! Les seguiremos informando!

viernes, 8 de agosto de 2014

No news...

No hay noticias de la peque! Ayer fue mi FPP y también tuve mis primeros monitores (sin tener en cuenta el día que fui por urgencias).

"Monitores" en San Jorge es una sala donde hay dos camillas y dos máquinas (monitores) que controlan el latido del feto y las contracciones. Las camillas te permiten estar sentada con las piernas estiradas. La posición es bastante cómoda.

Primero pasas con la matrona, lee tu historial y te coloca los aparatitos. Te pone dos sensores redondos en la barriga con un gel (del tamaño de un donut más o menos) y te los sujeta con unas "correas", unas gomas bastante anchas color rosa.

Un sensor monitoriza los latidos y el otro las contracciones. Todo se va imprimiendo en la misma máquina y va saliendo la gráfica de la evolución.

Soy una friki de estas cosas, así que estaba la mar de entretenida allí viendo las gráficas de las contracciones y entendí por fin cuándo tengo una contracción, porque hasta ahora no estaba del todo segura.

En todo el rato que estuve, tuve dos contracciones más flojas y dos más fuertes. El latido de la bebé osciló entre 125- 145, con aceleraciones después de los movimientos... porque no paró de moverse todo el tiempo! Me comentó la matrona que un aumento del latido después de los movimientos es signo de bienestar fetal.

Estuve unos 30-35 minutos y después tuve que esperar  a la ginecóloga. La gine me hizo un tacto vaginal (que si bien no es agradable también os digo que no me dolió nada) para ver cómo estaba todo.

En resumen,  me dijo que aún está todo muy verde: la cabecita muy arriba aún y el cuello del útero cerrado. Y las contracciones que tuve parecían bastante fuertes pero estaban demasiado espaciadas (cada 20 minutos aprox.).

Tengo que volver el miércoles 13 otra vez a monitores, si no me pongo de parto antes, y supongo que volverá a ser el mismo proceso.

Ya os iré contando!

miércoles, 6 de agosto de 2014

¿Qué llevar para el papá al hospital? (Seguridad Social)


Esto es lo que hemos preparado para el papá, teniendo en cuenta que vivimos a 50 km del hospital y que tiene previsto quedarse conmigo al menos los tres días que de estancia que pasas en el hospital tras un parto normal. 

Consta de:
- Sudadera (por si el aire acondicionado está muy fuerte o para taparse por la noche).
- Dos camisetas: la de super murciélago fue el primer regalo que le hice cuando empezamos a salir :-)
- Ropa interior y calcetines.
- Una toalla pequeña (aunque creo que allí en el hospital a las visitas no las dejan duchar... a ver si despistamos a las enfermeras).
- Una almohada pequeña.
- Zumos!! (sobre todo pensando en mi, porque el anestesista me dijo que no me dejarían comer nada...).
- Unas bolsas de plástico, para la ropa sucia.
- Cámara de fotos bien cargada, con memoria y cargador. 
- Monedas sueltas para poder comprar cosas de las máquinas de vending. 

Otras cosas que habrá que coger a último momento:  cartera con documentación, móvil y cargador del móvil. 

Concluyendo estos tres posts, creo que es útil llevar las tres bolsas por separado... es más fácil mantener la organización teniendo cada uno su bolsa. 

¿Vuestras parejas llevaban su propia bolsa? ¿Qué os parece la idea?

En este post veréis lo que llevamos para Celia. Y en esta otra, lo que llevo para mi. 




lunes, 4 de agosto de 2014

¿Qué llevar para mamá al hospital? (Seguridad Social)


Tooodas estas son las cosas que he preparado para llevar al hospital en mi bolsa. Os las enumero a continuación de arriba a abajo y de izquierda a derecha:

- Pelota de Pilates y bomba para inflarla: creo que va a ser demasiado friki aparecer en el hospital con la pelota ya hinchada, así que igual la llevo desinflada y la inflamos allí.
- Pelota de tenis: mi amiga matrona me ha recomendado masajes en las lumbares con una pelota de tenis (que me los tendrá que dar J., claro está).
- Una bata (la estampada) y dos camisones (azul y blanco) abiertos por delante. Ya te dan camisones en el hospital, pero si me veo con ganas me pondré los míos y estaré al menos un poco más mona.
- Sujetadores de lactancia (llevo dos), discos de lactancia lavables y desechables (de ambos tipos) y braguitas de 100% algodón blancas (llevo 6).
- Un vestido blanco roto que me encanta (y me sirve) para salir del hospital. De calzado llevaré lo mismo que con lo que entre.
- Documentos maternales (llevo todo en una carpeta transparente).
- Havaianas lilas: en vez de llevar zapatillas, prefiero mis Havaianas, que también me servirán para la ducha. Además, nunca he tenido zapatillas de estar por casa de verano, voy siempre en chanclas.
- Libretita y boli para apuntar.
- Cargador del móvil, auriculares para el móvil por si me apetece escuchar música.
- Un regalito para J. (ya os contaré qué es, es sorpresa!).
- Una almohadilla de calor (dicen que también va bien para aliviar las contracciones)... aunque en agosto no sé si será buena idea... ya os contaré si la uso!
- Mis cascos de tiro: no puedo vivir sin ellos. Los uso para cuando tengo que concentrarme. Me los compré en el instituto, fueron conmigo a la universidad e incluso han ido conmigo de oficina en oficina (con el consecuente cachondeo de los compañeros). Básicamente ayudan a no escuchar nada, hacen un vacío y sólo escuchas el oído interno. Los llevo para poder concentrarme bien en las contracciones y desconectar del ruido de fondo que seguro habrá en el hospital... aunque también los podría usar para no oír consejos indeseados de las visitas ;-)
- Y, por último, tres neceseres:

1) Neceser de higiene:

 Con lo básico para J. y para mi para estos días: desodorante, gel e hidratante, cepillos de dientes, cepillo para el pelo, desmaquillante de ojos, mascarilla, champú, antiestrías, pasta de dientes, cacao y una muestra de Purelan.

2) Neceser de maquillaje:


No es cuestión de ponerse como una puerta, pero seguro que me apetecerá tener buena cara. Me llevo: gomas del pelo, horquillas y una cinta. Una ampolla que me regalaron de esas que prometen "flash beauty"... si funciona en este test de estrés, prometo que me la compro! Crema hidratante, maquillaje, perfume, rímel, lápiz de ojos, lápiz de labios, sérum, una esponjita para el maquillaje y una brocha (ahora escribiendo me doy cuenta de que me faltan los polvos...).

3) Neceser con cosas varias:
Con algodones, bastoncillos, una lima, una cuchilla de afeitar y unas toallitas que vienen en cápsulas de usar y tirar.

Además de todo esto, tendré que llevar mi bolso con mi cartera (importante llevar documentación y tarjeta sanitaria) y el móvil. J. llevará algo de dinero, así que a mi no me hace falta. Y no llevaré pendientes ni anillos ni nada... a la prima de J. en el hospital de Zaragoza se los robaron de la habitación cuando se fue al paritorio... así que mejor no llevar nada.

¿Echáis algo en falta?

En esta entrada, lo que llevo para Celia.

viernes, 1 de agosto de 2014

¿Qué llevar para el bebé al hospital? (Seguridad Social)

Hay muchos buenos post sobre qué llevar al hospital y que me han ayudado un montón a hacer mi lista de "must have", pero me hacía ilusión enseñaros lo que voy a llevar yo.

He preparado tres bolsas: una para Celia, una para mi y otra para J. No quería gastar en comprar bolsas de viaje de bebé (aunque me parecen preciosas), así que para Celia, he usado la del carrito; para mi, una que hace años que tengo y me encanta; y para J., que es el que menos cosas lleva, una que me regalaron con una conocida revista. 

Os enseño a continuación la de Celia.

Como es un hospital público, en principio no hay que llevar más que lo mínimo. Aún así, me he curado en salud y he puesto alguna cosa extra "por si..."


De izquierda a derecha y de arriba a abajo:
- Mantita de algodón negra, blanca y burdeos (de la marca Petunia Pickle Bottom). Es más gordita que una muselina pero no es una manta de lana... de todas formas, no creo que haga falta porque hace mucho calor, pero nunca se sabe. Además me encanta, así que la llevo aunque sea para presumir :-)
- Doudou de conejito blanco. Tengo otro precioso que me regaló Garbancita, pero se lo pondré en la sillita del coche.
- Muselina Aden&Anais blanca y rosa de bambú, para arrullarla.
- Cambiador (por si hay que cambiarla de camino a casa).
- Libro de familia (por si podemos adelantar algún trámite).
- Pendientes (llevo los dos pares que me regalaron, aún no me he decidido... importante llevarlos si quieres ponérselos, porque si no después será más difícil conseguir que alguien se los ponga). 
- Pañales, toallitas (aunque no creo que me hagan falta y no soy muy partidaria de utilizar toallitas ni si quiera fuera de casa).
- Ropita de primera puesta.
- Y por último, pero no menos importante: la sillita grupo 0 para el coche, que ya está colocada en mi coche. 

La ropita para la primera puesta no puede ser más sencilla: 

Llevo tres gorritos (por si en el hospital no le ponen y hace frío con el aire acondicionado), dos camisitas de batista, dos pares de calcetines (no me puedo decidir, son los dos preciosos) y un pantaloncito elástico pero de una tela preciosa tipo piqué.

Las camisas de batista son de un algodón finísimo y de manga larga. Las que yo he comprado tienen diferentes bordados pero el corte es el mismo. Son muy fresquitas, pero a la vez el bebé va tapadito y respetan la piel del recién nacido.  He comprado 8 para los primeros días.


Normalmente, por detrás son abiertas y cruzadas. Se supone que se sujetan con el pantalón, pero me parece muy incómodo, por lo que les he puesto un ojal y un botón muy planito para poderlas abrochar por detrás: 



¿Me he dejado algo? ¿Vosotras llevabais alguna cosa más?

Os enseñaré en el próximo post mi bolsa y la de J. ... espero llegar a tiempo! 

PD: os juro que las camisitas están planchadas... creo que mi cámara tiene demasiada resolución, porque no es normal lo arrugada que sale la ropa. Si alguien sabe qué filtro de photoshop hay que usar, que comparta el secreto! :-D