viernes, 17 de julio de 2015

Pueden convivir bebés y gatos?

Ya he hablado otras veces de la relación de Celia con los dos gatos, pero creo que no es suficiente. La relación entre gatos y bebés/niños está muy estigmatizada y es necesario insistir en las experiencias positivas para romper este mito que perjudica a los peludos.

Respecto al comportamiento de los gatos con bebés: tal y como yo vaticiné antes de que naciese Celia, el gato mayor, U., la vigila de lejos y huye en cuanto ella se acerca, ahora que gatea. T. es más "amorosa" y se deja tocar, besar, abrazar y arrancar pelo.

Hay que vigilar a Celia porque es muy bruta y el animal llega un punto que se agobia (normal). En nuestro caso, decidimos dejar que ellas "arreglen" sus cosas bajo nuestra supervisión y así Celia va aprendiendo que hay un límite.  Esto se traduce en que T. muy de vez en cuando, cuando ya no puede más, le coge la mano entre los dientes sin apretar ni marcar, como dando un aviso. Y Celia lo entiende y cada vez es más cuidadosa.

Sin duda, T. es su mascota. La prefiere incluso a P., nuestro perro que, como buen cachorro, aún es demasiado movido y también demasiado grande para ella. Después de mamá y papá, los siguiente que ha aprendido a decir es "Tita", que es su versión del nombre de la gata :)





Por las mañanas, cuando se despierta a mi lado, abre los ojos, sonríe y me dice: "Tita?". Entonces me levanto, abro la puerta y llamo a "Tita", que acude corriendo a saludarla y la hace la bebé más feliz de la tierra.

La relación entre bebés y gatos es perfectamente plausible. Los gatos son muy cuidadosos, cautos, respetuosos. En mi experiencia, el perfecto amigo de tu bebé.

Recordad siempre importantísimo desparasitar (parásitos internos) cada 3 meses y una pipeta para pulgas y garrapatas 1 vez al mes.

¿Tenéis experiencia en la relación bebés y mascotas?

lunes, 6 de julio de 2015

Quién es el responsable de la teta?

Hace unos meses, una amiga parió y decidió dar LME a su bebé. Tras intentarlo durante semanas, tras una cesárea, sin contar con el apoyo de nadie y, es más, con toda la familia en contra, desistió. Aun así, siguió con lactancia mixta hasta los 3-4 meses.

Hablando con ella largo y tendido, me comentaba que su familia la culpaba (aún a día de hoy y con bastante frecuencia) de los problemas de peso del niño porque ella se había “empeñado” en darle la teta.

Vamos por partes:
  •           Escoger el modo de alimentación de tu hijo (ya sea teta o biberón) no es “empeñarse”. No me cabe en la cabeza que ninguna madre/padre tome una decisión así sin haberlo meditado mucho, haberse informado (al menos algo) y haber adaptado todo ello a sus circunstancias.
  •           La responsabilidad sobre el modo de alimentación NO es exclusiva de las madres. ¿El padre no tiene nada que decir? ¿No es acaso su hijo también? ¿Se ha tomado el padre la responsabilidad al mismo nivel que la madre, se ha informado y ha tomado una decisión meditada sobre la alimentación del bebé? Es muy fácil “pasar la bola” y culpar a la madre. Sobre todo, en el caso de la "teta", porque la teta está en tu cuerpo y parece que la responsabilidad recae exclusivamente en ti por ese hecho.
  •           Y por último: “la teta” no es cosa de madres. Desconozco cómo funcionará el biberón, pero tengo muy claro que la teta es cosa de todo el entorno, empezando por el padre. Sin el apoyo familiar puede llegar a ser imposible dar la teta. En mi caso concreto, después de casi 11 meses de LM “muy intensiva” y LME hasta los 7 meses, puedo decir que sin el apoyo de toda mi familia no lo hubiese conseguido.

Lo estoy logrado gracias a la complicidad de mi marido, por los relevos nocturnos a base de paseos, por llevarla a pasear por las tardes para que yo pudiese trabajar o descansar y por el apoyo que siempre me ha dado cuando me he saltado las recomendaciones pediátricas obsoletas y los manuales de hace 20 años que siguen vigentes, por ser mi mejor fan como madre y defender nuestra forma de criar a Celia delante de todo el mundo. De mi madre, por venir a 1500 km de distancia a cuidar de la niña mientras trabajo y así permitir que la teta esté siempre disponible cuando ella la demanda. De mi padre, por entender mi decisión, respetarla y mostrarse orgulloso de cómo estoy criando a mi hija. Y de mis amigas, por apoyarme en los momentos difíciles (como cuando le salieron los dientes y me mordió) y acompañarme moralmente y virtualmente a través del Washapp en las noches de teta interminables.


Es un trabajo en equipo. No hay más. Y ya basta de asumir nuestra responsabilidad y la de los demás. No aumentemos más la lista de “cosas por las que sentirnos culpables” en la crianza.